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Cuando la palabra innovar se hace realidad

Todos los días que trabajo mano a mano con un nuevo cliente, me sorprendo un poco más de lo que ya estaba. Cuando se ponen en mis manos de repente la imaginación fluye de mil maneras. Me sobrevuelan ideas a raudales. Tanto, que de repente me olvido de que estoy trabajando, y a ellos se les olvida que me tienen que pagar por ello.

Todos tenemos un diseñador dentro, o al menos casi todos… Lo que cada vez tengo más claro es que hay muy poca gente que se encuentre cómoda con lo que se está vendiendo; por diversos motivos. Quizá porque no les sienta bien, porque todo es igual, o porque no es lo que van buscando. Y así un largo etcétera…

Hay ideas que siempre llevan en la cabeza. Esas que te surgen cuando das vueltas en la cama y el entusiasmo no te deja dormir. Sobre todo cuando acontece un evento importante. Cuando queremos destacar lo mejor de nosotras, y de ellos. Ir elegante, pero sin tener del todo claro cómo vamos a materializarlo.

Lo cierto es que me encanta trabajar con aquellas personas, libres en la apreciación de su cuerpo. Contentas y dispuestas a irradiar destellos al mundo a través de su indumentaria.

En ese momento en el que quieres captar la amalgama de posibilidad que llevan en su cabeza, se despierta un instante casi mágico. También estresante, no nos vamos e engañar. Pero es increíble lo que se puede aprender escuchando sus ensoñaciones. Dejándoles hablar permitiendo que sus palabas embellezcan el mundo, y permitirme a mi aprovechar la suerte que me brindan para embellecer el suyo.

Algo que a mi parecer, se acaba cuando hablamos de industrialización. Sigue imperando la belleza, pero a otro nivel desvirtuado donde se repite una y otra vez con escasas diferencias. Como en el juego Encuentras 7 diferencias.

Cuando hablamos de cortes atrevidos, líneas diferentes o estilos vanguardistas, nos referimos a formas que rompen con los patrones convencionales que inundan cada temporada las estanterías de nuestras tiendas más cercanas. Muchas de ellas salen de las tendencias temporales de ese momento concreto. Otras, de algún listo que ha descubierto un nuevo corte fácil, rápido y barato que fácilmente marcará tendencia en sus rápidos procesos de repetición. Y es que a veces parece que todo se reduce a ese tema, el poder vender algo a menos de 20 euros.

La palabra innovar es muy rápida de decir y difícil de llevar a puertos alegres. Al igual que dar con el patrón perfecto que le quede bien tanto a una 40 americana como a una 40 europea. Es terriblemente difícil dar con la gallina de los huevos de oro. No existe la fórmula perfecta para que todo el mundo esté contento, así que el departamento de patronaje y confección tienen que estar en continua comunicación. Experimentando y rectificando hasta dar con el patrón más aproximado a la perfección, y que a la mayoría le quede como un guante. Una vez que lo conseguimos, a partir de ahí todo es cuestión de modificarlo y transformarlo hasta dar con el diseño que deseas. ¿Fácil, no?

Normalmente las grandes empresas deben de tener esto más que estudiado, y cada año lanzan los mismos diseños con diferentes estampados, en todos sus básicos, con alguna que otra variación. Estamos más que hartos de ver una y otra vez las mismas estructuras que combinan con todo lo que tenemos en el armario, ¡así que para que complicarse!

Aunque si, a veces nos complicamos. ¿Y por que no? Aquí es donde surgen las alternativas: estilos, colores, piezas, estampados… Esas alternativas que te hacen dudar, sosteniendo tu dinero en la mano mientras reflexionas sobre tu propia identidad estilística. Aparecen en tu mente palabras de todas partes: en purpurina, en neón… La banda sonora como sus notas de diferente, original y único resuenan sobre nuestros oídos. Hasta que damos vuelta a la etiqueta y lo diferente, original y único más que música nos da sordera.

Afortunadamente cada vez hay más clientes que apuestan por el diseño y lo promueven orgullosos por todas las redes sociales, y sin duda ese es uno de los motivos por los que sigo haciendo lo que hago. Porque la alternativa siempre es una buena opción, y eso significa que siempre habrá más gente que prefiera tomar las riendas de su propio estilo.

En este sector, os aseguro que es una buena noticia. Y gracias a esta minoría la palabra innovar se hace realidad haciendo honor a todo el mundo del diseño; porque la innovación nace del corazón. De ese sentimiento de belleza que todos y todas, escuchamos dentro. Y esa es la música que más nos gusta oir…